Hay que vivir un raid para entenderlo

14589858_1165064980252832_7757103531160546470_oEl domingo pasamos todo el día en un raid hípico y nos cuesta resumir todo lo que vivimos. Lo primero que se nos viene a la cabeza para sintetizarlo es que no tiene nada que ver con los que nos imaginábamos.

Nuestra idea mental era un montón de caballos compitiendo con reglas que no entendemos y que para disfrutar se precisaba estar muy metido en el tema.

La realidad es que el raid dura alrededor de seis horas pero la celebración que implica la llegada la carrera a cierto lugar del país dura dos días.

Los bailes previos a la competición reciben gente de los departamentos y ciudades vecinas, contratan grupos musicales como Lucas Sugo y venden alrededor de 2.000 entradas por noche. Son una demencia, entre otras cosas porque siguen de largo hasta el mediodía siguiente, que es cuando llega el caballo ganador.

La competencia nuclea personas de todos los sectores sociales y se vive con una pasión impactante: emoción y adrenalina a flor de piel que se mantienen por más de 100 kilómetros.

El calor acecha y cada caballo tiene a su lado al equipo que lo asiste con agua, sea directamente con una manguera o pasándole una botella al jinete. Alrededor de seis personas siguen a cada caballo durante todo el raid. Y más allá de la competencia, el raid es pura camaradería, y si pasa un auto tocando bocina, el jinete gira y saluda. Llegar se parece mucho a ganar, porque de cada 25 caballos que largan, menos de 10 logran terminar. Por eso, la emoción de llegar se traduce en lágrimas, abrazos y mucha alegría. Y el jinete agradece el apoyo de la gente cuando entra en los últimos metros. El raid atraviesa todas las clases sociales. «Acá compite el hijo del patrón y la hija del peón», nos contaron.

Al final de la carrera, es momento de enfriar los caballos y la organización se ayuda de mangueras y recipientes con agua para rehidratar a los que más esfuerzo hacen.

La gene saca primera fila para ver la llegada y comparte la fiesta entre amigos. O se acumula en azoteas, balcones, curvas, jardines y donde sea que haya un espacio, para ver pasar el raid.

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